lunes, 10 de junio de 2013

La primera guerra mundial

La Primera Guerra Mundial, (también llamada la Gran Guerra hasta 1939), fue un conflicto bélico mundial iniciado el 28 de julio de 1914 y finalizado el 11 de noviembre de 1918. Involucró a todas las grandes potencias del mundo, que se alinearon en dos bandos enfrentados: por un lado, los Aliados de la Triple Entente, y, por otro, las Potencias Centrales de la Triple Alianza.
En el transcurso del conflicto fueron movilizados más de 70 millones de militares, incluidos 60 millones de europeos, lo que lo convierte en una de las mayores guerras de la Historia. Murieron más de 9 millones de combatientes, muchos a causa de los avances tecnológicos de la industria armamentística, que hizo estragos contra una infantería que fue usada de forma masiva y temeraria.
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Frases célebres sobre la guerra

Einstein, Albert: "No se como será la tercera guerra mundial, sólo se que la cuarta será con piedras y lanzas"

Johnson, Hiram Warren : "La primera víctima de la guerra es la verdad."

Wilder, Billy : "Existen más libros sobre Marilyn Monroe que sobre la II Guerra Mundial. Hay una cierta semejanza entre las dos: era el infierno, pero valía la pena"


Lloyd George, David : "Esta guerra, como la que venga después, es una guerra para poner fin a la guerra."

Havel, Václav: "La primera pequeña mentira que se contó en nombre de la verdad, la primera pequeña injusticia que se cometió en nombre de la justicia, la primera minúscula inmoralidad en nombre de la moral, siempre significarán el seguro camino del fin."

Asimov, Isaac: "Sólo hay una guerra que puede permitirse el ser humano: la guerra contra su extinción."


Asimov, Isaac: "Sólo hay una guerra que pueda permitirse la especie humana: la guerra contra su propia extinción."


Marshall, George C. : "El único medio de vencer en una guerra es evitarla."


Hobbes, Thomas: "La fuerza y el engaño son las dos virtudes cardinales en la guerra."

Enfermedades en la guerra

En épocas anteriores y en los campos de batalla, muchos sujetos fallecieron a causa de infecciones de sus heridas por el tétano. Aunque en la Primera Guerra Mundial se desarrolló una vacuna, la enfermedad siguió a la orden del día pero, en 1939, ya se había reducido considerablemente mientras que, en 1940, durante la retirada de Dunkerque, sólo siete de los dieciséis mil heridos contrajeron tétanos. También el tifus quedo erradicado durante la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo las enfermedades infecciosas seguirían siendo un problema mientras no se descubriesen los fármacos adecuados para luchar contra las bacterias. Durante el conflicto de 1914-1918, el fisiólogo Henry Hallet, que poseía una gran creatividad, administraba yoduro de bismuto para tratar la disentería amebiana.
Por otra parte, los soldados de la Segunda Guerra Mundial pudieron beneficiarse del descubrimiento de las sulfamidas. Hubo cierta escasez de quinina pero con la síntesis de derivados de ella los soldados destinados en el lejano oriente pudieron tratarse la malaria.
Sin embargo el gran descubrimiento fue el de la penicilina. Hubo también un gran avance en cuanto a las transfusiones de sangre ya que el servicio sanitario inglés consiguió desecar y pulverizar el plasma con lo que, en la cirugía inmediata en el frente, se dejaban caer desde los aviones bolsas con plasma en cestas de mimbre para facilitar el suministro; también la transfusión de plasma fue tratamiento vital contra las quemaduras.
Por otra parte hay que decir que, en ambas guerras mundiales, las constantes y cercanas explosiones de artillería causaron neurosis de guerra y graves heridas en la cabeza, mientras que los ataques con gases aniquilaron a 91.000 soldados provocando afecciones pulmonares en 1.3 millones. A consecuencia de ello, los soldados se ahogaban en sus propios líquidos o fallecían por quemaduras de segundo y tercer grado. En la Segunda Guerra Mundial bajó un 50% de mortalidad debido a que la guerra de trincheras se realizo a menor escala y los medicamentos descubiertos en mabas guerras ayudaron a ello.

Amanecer en las Trincheras

Poema escrito por Isaac Rosenberg, poeta de la primera guerra mundial (Inglaterra, 1890 – Muerto en acción, Batalla de Somme, 1918) 


AMANECER EN LAS TRINCHERAS

Las tinieblas se derrumban a lo lejos.
Como siempre el Tiempo es el mismo viejo druida
Solo una cosa viva dando brincos en mi mano:
una extraña rata sardónica
al arrancar amapolas de los parapetos
para prenderlas detrás de mi oreja
Rata festiva, ellos te dispararan si se enteran
De tus simpatías cosmopolitas.
Ahora tocaste estas manos inglesas
Pronto sin lugar a dudas harás lo mismo a un alemán
Pues te es placentero atravesar el durmiente verde en medio
del cual parece burlarse tu imprudencia a medida que pasa.
Mirada firme, refinados miembros; arrogante atleta
Qué pequeña oportunidad para tu vida
Ligada a los caprichos del asesinato,
Engendrado en los intestinos de la tierra de
Los rasgados campos de Francia.
¿Qué es lo que ves en nuestros ojos,
En el chillido del hierro y la llama
Lanzada a través de los cielos?
¿Qué vibración - qué corazón horrorizado?
Amapolas cuyas raíces están en las venas del hombre
Goteando y aun gotearán;
Pero la mía esta ilesa en mi oreja-
Casi un poco blanca entre el polvo.

Libre

Libre es una canción de Nino Bravo en la cual relata la historia de un jóven de 18 años que intentó escapar de los muros de Berlín con dos amigos ya que deseaba la libertad, cuando estaba a punto de pasar al otro lado los soldados lo sorprendieron con dos balas en la pelvis dejándolo agonizando por 50 minutos. Le lanzaron un botiquín pero su estado era tan crítico que no podía valerse por sí mismo y los dos lados tras de los muros no se atrevieron a ayudarlo por temor a que uno de los lados disparara primero

Aunque no fué parte de la primera guerra mundial, fué una de sus consecuencias gracias a los conflictos entre la República Federal Alemana y la República Democrática Alemana, privando a muchos de sus derechos y libertades.


Testimonios, literatura y filmografía

En sus Memorias de mi vida el mariscal Paul von Hindenburg considera que Alemania no perdió la guerra por causas militares. En 2001 se publicó la biografía de Mata Hari de Russell Warren Howe. Roger Vercel publicó una famosa serie de novelas sobre el Capitán Conan que dio lugar a la película homónima de Bertrand Tavernier; también fue llevada al cine El pabellón de los oficiales de Marc Dugail por François Dupeyron. Han tratado el tema Derek Robinson, Alexander Fullerton y Anne Perry. Jan Morris elaboró una biografía del almirante Fisher, Peter Kilduff una nueva del Barón Rojo; hay ensayos sobre la guerra aérea (Aces falling, de Peter Hart, o On a wing and a prayer de Joshua Levine. En Tolkien and the Great War (Harper Collins, 2003) se rastrea en las imágenes que vio el autor en las trincheras los paisajes desolados de Mordor (la salvación de Minas Tirith por un ejército de muertos la habría inspirado un texto de Siegfried Sassoon).
Muchos poetas ingleses escribieron sobre esta traumática experiencia. Her Privates We, de Frederic Manning, fue aplaudida por Hemingway, T. S. Eliot y T. E. Lawrence. La marcha Radetzky, de Joseph Roth, retrata el fin del imperio austrohúngaro; satírica es la visión del clásico checo Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hašek. Son clásicos del pacifismo Sin novedad en el frente, de Erich María Remarque y Johnny cogió su fusil, de Dalton Trumbo; también es clásica Adiós a las armas, de Hemingway y El final del desfile de Ford Madox Ford.
Otros grandes clásicos imprescindibles del conflicto son Adiós a todo eso, memorias de Robert Graves (Muchnik, 2000); Los Siete Pilares de la Sabiduría de T. H. Lawrence,Tempestades de acero, de Ernst Jünger y El miedo, de Gabriel Chevallier (1895-1969).
En el cine destacan Senderos de gloria, de Stanley Kubrick, basada en una novela de Humphrey Cobb inspirada en hechos reales; La gran ilusión, de Jean Renoir; Sargento York, de Howard Hawks; Sin novedad en el frente en su varias versiones; Rey y patria, de Joseph Losey; El gran desfile, de King Vidor; Gallipoli, de Peter Weir; Capitán ConanEl pabellón de los oficiales y Lawrence de Arabia. La última película realizada sería Caballo de batalla (War Horse) de Steven Spielberg, basada en la novela homónima de Michael Morpugo. En cuanto a filmes sobre aviación, están desde Alas o Águilas azules y Fly boys (2006).


Consecuencias

Lucharon 65,8 millones de soldados, de los que murieron más de 1 de cada 8, un promedio de 6.046 hombres muertos cada día de los cuatro años que duró. A consecuencia de esta guerra cayeron cuatro imperios -el alemán, el austrohúngaro, el ruso y el otomano- y tres grandes dinastías, los Hohenzollern, los Habsburgo y los Romanov. Confirmaba el final del Absolutismo Monárquico en Europa. Se calcula que la guerra produjo aproximadamente ocho millones de muertos y seis millones de inválidos. Francia fue el país más afectado proporcionalmente: 1,4 millones de muertos y desaparecidos, equivalentes a un 10% de la población activa masculina, acompañado por un déficit de nacimientos. El estancamiento demográfico francés se prolongó, con un envejecimiento de la población que sólo logró crecer con la inmigración. El norte francés estaba en ruinas: casas, puentes, vías férreas, fábricas, etc.
En el plano político, cuatro imperios autoritarios se derrumbaron, lo que transformó profundamente el mapa de Europa, rediseñado por el tratado de paz de 1919:
  • el Imperio del zar quedó transformado en la Rusia comunista (más tarde la URSS),
  • el Imperio Otomano se disolvió dando paso a Turquía (península de Anatolia y Constantinopla),
  • el Imperio Austrohúngaro fue disuelto dando paso a los Estados de Austria, Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia como nuevos países independientes,
  • el Imperio alemán finalizó y fue reemplazado por la República de Weimar, que gobernaría sobre una Alemania mermada territorial y económicamente por el pago de las reparaciones de guerra.
Nuevo equilibrio político mundial. Aunque las colonias suministraron víveres, materias primas y combatientes a sus metrópolis, tras la guerra los pueblos coloniales empezaron a cuestionar sus lazos con la metrópoli y reclamaron una mejora de su situación. Esto, sumado al progreso del nacionalismo en el seno de las colonias, constituirían el proceso de descolonización que iniciaría tras la Guerra y que concluiría con la independencia de varios Estados actuales, luego de la Segunda Guerra Mundial. A este primer declive de la influencia de Europa en las colonias, se sumó la expansión de Estados Unidos, el mayor beneficiado de la guerra junto con Japón, que reconsideraría su aislamiento de los asuntos mundiales, y que junto con el Imperio Japonés tendrían un lugar destacado en la escena internacional.
Transformación social. Las diferencias sociales se acentuaron con el enriquecimiento de los mercaderes de armas y el empobrecimiento de los pequeños ahorradores, los retirados y los asalariados afectados por la inflación. Las mujeres adquirieron un nuevo lugar en la sociedad y se volvieron indispensables durante toda la guerra, en el campo, las fábricas, las oficinas, las escuelas (para compensar la marcha de numerosos profesores). El feminismo progresaba, el derecho a voto fue acordado en Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos, Turquía y Rusia, pero no en Francia. Los cambios sociales estarán estrechamente ligados a la lucha política que emprenderán el Liberalismo, el Comunismo, y el Fascismo a lo largo del siglo XX.
También se revelaría el grave daño que padecería la población civil producto de los bombardeos a las ciudades y otros daños colaterales; la población civil y no beligerante se transformarías en nuevas víctimas visibles y objetivos militares de la nueva forma de hacer la guerra que reveló la Primera Guerra Mundial, producto de la masificación de los ataques no convencionales por un armamento mucho más destructivo y de mayor alcance.
Consecuencias tecnológicas. La contienda reveló la maquinaria de terror paradójicamente surgida de los avances y progreso de la ciencia y la tecnología. El intenso desarrollo de los instrumentos y técnicas de guerra (vgr. Fusiles de repetición, ametralladoras, gases venenosos dando origen a la guerra biológica y química, vehículos de combate, dirigibles, primeros aviones de guerra, y acorazados de acero) modificarían la ciencia militar cuyas prácticas datan de varios siglos atrás de conflictos humanos. La artillería multiplicó los calibres, aumentó el alcance y mejoró los métodos de corrección. El transporte motorizado se generalizó y volvió obsoleta la artillería impulsada por personas o animales de tiro; el caballo dejó de ser útil como instrumento militar. Igualmente supuso cambios en la estrategia militar donde en adelante sería necesario el sigilo y el escondite de las tropas para poder combatir, modificando la vestimenta de los soldados con tal fin.
Consecuencias políticas en Alemania. Los cinco tratados tras la guerra, principalmente el suscrito en Versalles, ocasionaron un ambiente de opresión hacia los vencidos. La nueva Alemania republicana sufrió las consecuencias del Imperio Alemán y su economía fue explotada por los vencedores. Así surgieron tesis tanto izquierdistas como derechistas para acabar con esta situación. Los golpes contra el sistema comenzaron cuando, en 1921, milicias comunistas se levantaron en Múnich. La revuelta fue sofocada. Adolf Hitler culpaba a los marxistas alemanes de la rendición alemana, alegando como pruebas la constitución progresista de Weimar y el armisticio a continuación. Cuando Hitler aún seguía en las trincheras, los militares alemanes convencían a la población civil de que la guerra podía ser ganada, mientras que confesaban a los políticos que la rendición era ineludible. Pero Hitler sostuvo esta tesis en el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores y, con ella, dirigió el denominado Putsch de Múnich de 1923 contra la sede del gobierno. El golpe militar fue aplastado y Hitler recluido en prisión durante ocho meses. Sin embargo, en enero de 1933Hitler fue nombrado canciller por el presidente Paul von Hindenburg y el 14 de octubre de 1933 triunfó en las elecciones, por lo que llegó al parlamento alemán.